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¡FLORIDO, CLAVEL!

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INICIAMOS EN BREVE

Antología LGBTI+, escrita por 34 autoreas de Chile y queridos países invitados.

Agustín Flores-Muñoz - Alex Fuentes - Álvaro Murcia - Andy M. León - Cami Olavarría - Camila Fredes - Carolina Durán Nicomán Cecilio del Pilar - David Alejandro - Diego Arriagada Mena - Espada Riberas - Felipe Cubillos Carter - Ethan - G Nayakan

G10R - Gabi Sandoval - Javiera Vásquez - Jorge Volpi Bravo - Karen Hernández - La Corazona - Lady Roots - Lorena Méndez Parra

Luan Ramírez - Luis Romani - Mique Marchant - Nico Scepanovic Araya - NicoLau - Otoño Sáez - Pau Lorca - Paz Ortiz

Ricardo Díaz Fredes - Rocío Alejandra - Rodrigo Benavides - S. Inohara

SI EL CUENTO NO SE DOMA

«¡Florido... Clavel!»;

el grito-canto se oyó en la arboleda. Así se llaman los bueyes. Cruje el puente y la carreta se silencia en el polvo.

La siesta. Las nubes. Se desgarran los cielos narrando historias.

«¡Florido... Clavel!».

Adolfo Couve, 1965.

A mí me llegó cuando leí a Adolfo Couve, y también le pasó a Mariela Dreyfus, con quien traducíamos fragmentos del autor. Estas cuestiones no se las hubiéramos dejado pasar en un taller, le dije a ella, apuntando las libertades narrativas que se había tomado Couve en su poemario Alamiro. Esta fue su primera publicación, ¿cierto?, preguntó Mariela. Sí, la primera. Entonces lo que pasa, Nico, es que tu autor para entonces no había sido domesticado.

      A las pantallas de nuestros computadores les florece una chapa de cerradura cuando uno se domestica, cuyo cilindro no acepta llaves que no estén bien lijadas. Pero a veces, en cambio, es mejor ser como los bueyes, que tiran del arado pisoteando los peros; animal que no camina hacia atrás. Una yunta de claveles hace tracción y el campo queda florido. La doma narrativa uniforma los párrafos, y atrás bien atrás se relega el estero de la inconsciencia, achicado entre tantas compuertas, tantas cerraduras con llaves que se mueren en la rueda.

      Alamiro es también el primer texto que conversamos con quienes escribieron esta antología. ¿Es un poemario o novela fragmentaria? ¿Nouvelle fragmentaria? Estampas de niño, quizás. La indefinición de su género y su libertad son bálsamo para quienes les preocupa la estructura y así el oficio cuentista corre como río.

      Hay sinceridad en los cuentos de este libro y también exposición a cuero pelado. Hay pena igual. Calentura y éxtasis. Las mañanas en que nos juntábamos a discutirlos supimos incluso más cosas de las que quedaron escritas. Porque no todo hay que decirlo, hay que dejar un espacio amplio para quien lee y que sus ganas chispeen sobre el cristal de aguas mansas. Aguas dulces, saladas.

     Me enorgullece la forma en que las cosas quedaron dichas en este libro, y desearía que quien lo tome se deje traspasar por sus imágenes, como si fuera tan frágil que con una palabra le botaran. Y luego que haga correr el libro. ¡Que corra el libro, que corra!, por una mesa sin canto final.

      Abramos, entonces, paso a estos relatos sin domesticar, como Couve, abramos que ya no puedo más de las ansias. ¿Acaso alguien ve el par de bueyes que vienen caminando? ¡Florido... Clavel!

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G10R

Es adictiva esa sensación de cientos de golpes en la cabeza, nuestra cabeza, apoyada en la ventana, en los asientos aterciopelados de esa 29 Sol Yet. Tus ojos, que detestan la luz de los días grises, reflejan la desembocadura del Bío-Bío. Veo las mismas preguntas sobre los asientos rayados con plumón, corrector y cortacartón, pidiendo ser leídas ayer, hoy.
     Mis manos, tus manos, sudan una pieza compartida, una dieta vegetariana, mensajes eróticos en papeles arrugados con tu compañero de curso, y un brazo roto. 511 kilómetros y 13 años con 106 días 25 minutos 16 15 14 13 12 segundos de distancia, ahora son 104 centímetros. No tenemos mucho tiempo.
     —Soy Trotamundos 2057, estoy aquí para reafirmar tu existencia. La próxima vez que pienses en por qué estás acá, sabrás que volverás acá. Cuando te digan niño, sé alien. Cuando te digan maricón, sé animal. Cuando invaliden tu existencia, que la huella de tus palabras sean veneno en el filo de tu metal templado.
     Alerta de Protocolo 5. Pestañeos. No hay nadie. Suena el timbre.

DOCE

Gabi Sandoval

I

El amor que te dan es como pegarte en el codo y no sobarlo. Observas en silencio las manchas blancas de las uñas esperando un regalo. Hoy te tengo cerca y te siento sumergida en un invernadero de carencias.

     Tenemos doce años, nuestra mejor amiga nos habla, nos quedamos pegadas en su boca, sus labios son los más gruesos de la sala, una gota de saliva se aloja en su labio inferior que se mueve mientras habla. Una fatiga te seca la boca y sientes por primera vez el impulso de lamerla.

 

II

Llevas el pelo tomado, cola de caballo, no sabes depilarte, te da miedo el maquillaje, tienes los dientes chuecos y ese lunar en tu boca hace que quieras arrancarte la cara y desaparecer de las burlas de tus compañeres.

     No sonríes. Nadie conoce tu boca.

     Se apagan las luces y, como todas las noches, te metes los dedos, no sabes lo que haces, te miras, estás manchada, te limpias en el pijama.

     Te duermes con el pechito apretado porque Dios no te cuida por las noches.

 

III

Siempre te castigas con sed, siempre has sido un personaje secundario y se te oscurece la piel cuando lo ves ebrio.

     Acumulas cicatrices, la torpeza de tus manos. Mamá nos pilla porque te pintas las heridas con témpera.

     No te contaré el futuro por temor a un efecto mariposa. Esta noche solo puedo alejar la oscuridad de tus miedos, darte agüita de orégano, guardar los recuerdos para que no rompas las fotos ni las Pascualinas y esconder el cuchillo cartonero.

INSENSATO CORAZÓN

Lady Roots

Necesito vivir un nuevo amor, y lo sabes, ahora soy cautelosa por los errores cometidos en el pasado, por mi bienestar, necesito encuadrarte para que quede todo claro y después no andes lloriqueando.
 

Me encanta mi soledad e independencia, pero coincido contigo, cuando dices que tener otro abrigo es mejor para pasar el frío. ¿Recuerdas que somos amigos? ¿Seguro que eres leal a mí?
 

A veces, lo dudo, me has decepcionado antes, eres majadero, testarudo y enamoradizo. ¿Por qué insistes que es la indicada? ¿Y si acaso, no lo es? ¡Para y no seas tan fácil!, no quiero volver a sufrir, ya hemos hablado esto antes.
 

¡Tonto corazón! No pretendo entregar tu llave, aún no me convence, creo que mejor nos vamos con calma, es lo correcto.
 
Ella no me da ninguna seguridad, son solo especulaciones, ¡tú ves cosas donde no las hay! Tal vez, no estoy preparada todavía para lanzarme al vacío como Vanilla Sky.


¡Te propongo algo! Conozcámosla primero, y luego decidamos si vale la pena jugársela por ella, o mejor nos damos media vuelta, antes de que todo se desvanezca y así el caos vuelva.


¡Siempre salgo trasquilada y a ti pareciera darte lo mismo!

Si no trabajamos en cohesión, se dialogará contigo sin diminutivo, por ser un insensato mezquino.

MARICÓN DAZA

Jorge Volpi Bravo

El maricón Daza creo que fue una de las primeras imágenes que tuve de niño de lo que era ser maricón, tampoco sabía muy bien qué significaba eso. Esa palabra, que sonaba dura, como una patada en la espalda a la que sigue el silencio.


De alguna manera entendía que no tenía que ser como él. Aunque teníamos algo en común, una parte de mí lo sabía.


El maricón Daza era un hombre mayor, medio cojo, siempre lo veía solo, caminando por el barrio, vivía cerca de mi casa. Vestía un terno gris y un pequeño gesto se dibujaba en su sonrisa chueca.
Una vez escuché que él era parte de una familia que tenía un prostíbulo, por ahí cerca, era un sitio desconocido, se escuchaban disparos en la noche. A veces me acercaba a merodear en las tardes.
 
Lo veía pasar, silencioso caminando muy lento, por los pasajes oscuros del barrio, me daba una sensación de soledad y de algo distante.


Una tarde lo vi con un cabro mucho más joven, caminando abrazados, yo iba rápido en bicicleta y los vi juntos, se iban besando, solo escuché su risa.

SIÉNTATE, SI SABÍS DE QUÉ SE TRATA

Ricardo Díaz Fredes

Siéntate, si sabís de qué se trata… No encontré lo que me pedíai, pero encontré esta agenda. Tuve que venir a Antofa solo para hablar contigo… ¿Cómo que no sabí? Sé que tu hermana te contó… ¿Quién es él?, ¿por qué te escribe? Contéstame, soy tu madre… ¡Mentira! ¿Y esas fotos? ¿Andábai paseándote con él…? ¿Y esas poleras nuevas en el ropero? ¡Levanta la cabeza…! ¡¿Qué?!, ¡¿Cómo?! ¡Nooo, mentira! No, no, no. Pero cómo… Pero tú… ¡Cállate! ¿Qué acaso soi maricón? ¿Ese viejo te dio vuelta…? ¿Te creís mujer? Pero… Yo no te crie así. Qué va a decir la gente. Yo crie a un hombre, no a una mujer… ¡Déjame hablar! Aquí nadie nos escucha… Mira lo que me estái haciendo… ¡Erí una bosta! ...¡Y claro que le voy a decir! No voy a cargar con esta cruz sola. Y le voy a mostrar la agenda. Y va a ver las cartas. Y le voy a decir que vayan juntos a la casa de ese viejo… ¡Que te saque la cresta…! ¿Dónde vive?… ¿Cómo que no sabí? Sé que es en la avenida Brasil… ¡Cállate! A ti debería darte vergüenza. Te rompí todos los posters de la pieza, esos maricones de teatro tienen la culpa… ¡Mi hijo no…! ¡Maricón!, ¡te vai a quedar solo como tu tío Lalo! No vai a tener a nadie que te cuide… ¡Y no llorís! Tú te lo buscaste… Era mentira cuando decíai que veníai a actuar. ¿Te pagó los pasajes? ¡Viejo degenerado! ¿Y la Katy? No me vayai a decir que ella no… ¡Desgraciao! Puras mentiras. Me dai vergüenza. Me arrepiento de haberte tenido… ¡Vergüenza! ¡No me digai más mamá! Y olvídate de…

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¡FLORIDO, CLAVEL!

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